Transgresiones de la sensibilidad
Lejos de las palabras del mundo, lejos de los sonidos del mundo, lejos de los colores del mundo, lejos de los olores del mundo, lejos de las miradas del mundo, lejos de la indiferencia del mundo, lejos de las lágrimas del mundo, lejos de las risas del mundo, lejos de los miedos del mundo, lejos del olvido y los recuerdos, lejos del dolor y la esperanza y de la desesperación del no hay remedio hay un lugar vacío, sin espacio ni tiempo, sin mundos habitados por más nada que todo cuanto fue a parar en nada.
Las otras no sé, pero puedo asegurar que yo no era. Recuerdo un sol radiante y, por si ello pudiera arrojar más luz que la que (ya digo) prodigaba generoso el astro rey, corría un vientecillo que aun remolón (que sí, es cierto y ahí estaba) era muy, pero que muy de agradecer.
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